Que esta Navidad seáis felices en cada uno de sus momentos
Que la sonrisa no se apague en vuestros rostros en ninguno de los instantes de cada día
Que viváis la claridad de que el bien es lo que importa un día sí y al otro día también
Que no os dejéis amilanar, ni un segundo de vuestra cotidiana tarea, ante los que os insulten o amenacen o digan maldad de vosotros
Que seáis capaces de mantener viva la llama de que lo importante es la paz interior, aunque fuera de vosotros haya estruendos de guerra y voces de destrucción
Que no os rindáis ni durante el tiempo de un suspiro a las lisonjas de los vendedores de esperanzas huecas o de liberaciones que atan y esclavizan a quienes en ellas caen
Que no renunciéis al esfuerzo permanente para que el soplo navideño no se os escape nunca, sino que se quede a vivir dentro de vosotros, segundo tras segundo, en todo el tiempo que en la tierra estéis
Que os empapéis de la certeza de que Dios existe y está dentro de vosotros y en los que con vosotros están, sean negros o blancos, ricos o pobres, letrados o analfabetos, simpáticos o toscos
Que os bendiga Dios y os haga generosos y os empape del gozo de la Navidad
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