martes, 15 de diciembre de 2009

¿DESAPARECERÁN LOS CUATRO POSTES?


Contemplo la ciudad de Ávila, una vez más, desde el mirador de los Cuatro Postes. Cada día me atrae más este lugar, porque desde aquí se disfruta de una de las más hermosas vistas de la urbe murada. A cualquier amigo o familiar que viene a casa, aunque sea en visita ya repetida, le traigo a ver este icono abulense desde el que se palpa visualmente la postal más bella de este rincón Patrimonio de la Humanidad. Ninguno queda decepcionado, aunque haya estado aquí muchas veces. Tampoco yo me canso, y ninguna persona de las que conozco, de ver ciento y una vez este lugar tan emblemático para las gentes que aquí nacimos o aquí vivimos.

Pero esta mañana, en la que el frío ha puesto unas pinceladas blancas sobre el paisaje, los Cuatro Postes se me antojan más atractivos que nunca. Escuchaba, mientras aquí venía, comentarios varios sobre lo que significa la cruz, que ahora quieren algunos quitar de la vida pública, en la sociedad europea. No acierto a comprender que desde el poder se inculque la ruptura de la convivencia ciudadana creando una división entre nosotros que a nada bueno nos lleva. No sé si ciertos símbolos religiosos, que son parte de las creencias de los más y de la cultura de todos, desaparecerán de los espacios públicos. Me niego a admitir que haya odio y rencor de alguien cuando toma decisiones que a muchos, pienso que a los más, producen rechazo. Más bien me parece a mí que quien actúa de esa manera no tiene las cualidades necesarias para dirigir una sociedad como la nuestra.


No me imagino esta ciudad sin sus Cuatro Postes, que escoltan una sencilla y gran cruz de piedra, asentados en la dura roca de granito. Ni a nadie he escuchado que haya que derribar todo esto porque ofende sus ideas. Como tampoco comprendo que se quieran encerrar las creencias en el interior de una catacumba. Eso ya es historia y ahora, dicen, la convivencia en libertad es la doctrina que debe imponerse. Aunque de lo dicho a lo hecho, el trecho es muy grande. Porque vivimos, desgraciadamente, tiempos un tanto convulsos que habría que desterrar.


Estos Cuatro Postes, con su pétrea cruz, son Ávila. Como lo son su muralla, su Teresa de Jesús, su Catedral, sus templos románicos y góticos, sus símbolos cristianos y no cristianos. Porque la cultura de un pueblo exige respeto a su historia y a las creencias de sus gentes. Es posible que con la fuerza quiten la cruz de algunos lugares, pero volverán a ponerla con la libertad.

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