martes, 5 de enero de 2010

ESTA NOCHE ESTÁ CARGADA DE SONRISAS


Pocas horas quedan para que los Reyes (los Magos, no los otros) atraviesen el arco de la muralla. A su paso por las calles y plazas de esta ciudad (y de todos los pueblos de España) recibirán el aplauso entusiasta de millares de niños y las muestras de agradecimiento de los mayores. Dicen que este año, por culpa de la crisis económica que estamos padeciendo, vendrán con cargamentos menos pesados. A lo mejor esto sirve para que nos demos cuenta de que se puede sembrar la felicidad en todos y arrancar sonrisas en los pequeños con muchos menos regalos. Porque los padres, tal vez llevados por un mal entendido cariño a los hijos, les abrumamos con más dádivas que las que ellos esperan y desean.

A la sazón recuerdo, casi cada año, el juguete que más ilusión me ha producido en toda mi vida infantil. Más de 60 años hace ya y los Reyes aquella noche maravillosa me trajeron una pequeña máquina de tren que caminaba hacia adelante y hacia atrás. Era de chapa y estaba pintada de negro con rayas rojas, supongo que como los trenes de verdad de aquellos años, que yo no logré ver hasta mucho tiempo después. Mi madrina tuvo el detalle de escribir por mí y fue atendida en su petición de la que siempre la estaré agradecido. A mi hermana, en cambio, le trajeron una muñeca de cartón y ella, como veía que los labios eran demasiado rojos, no tuvo otra ocurrencia que meterla en un recipiente con agua para lavarla. Ya se pueden imaginar cómo quedó aquel juguete con el baño recibido. Pero les aseguro que rebosábamos felicidad, estoy convencido (los mayores me entenderán mejor) que más que muchos niños de ahora que nada más abrir los muchos paquetes en los que van envueltos los regalos se olvidan de éstos.

Aunque los Reyes, esta noche, llegarán para hacer felices a los más pequeños, a mí me gustaría pedirles dos cosas para los que ya no son tan niños. La una, que ayuden a los millones de personas que están en paro a no perder la esperanza y que pronto puedan salir de su angustiosa situación. Sí, ya sé que la solución está aquí, en los que gobiernas y los que somos gobernados, pero a lo mejor una ayuda de ellos hace brotar sonrisas de esperanzas en muchos adultos que ahora están desesperanzados.

La otra cosa que les pido, con vehemencia incluso, es que agite las conciencias de las mujeres que se plantean privar de la vida a un ser concebido en su vientre, para que no aborten. Las leyes hechas por los políticos pueden ser legales, porque ellos lo dicen, pero no son justas. Matar una vida en el seno de su madre es cosa abominable a cualquier conciencia recta y despreciable ante los ojos de Dios. Nada hay más hermoso que traer al mundo a un niño, porque su sonrisa, a poco de nacer, borra todos los dolores y llena de ilusión sobre todo a la madre. Tal vez esta noche, más que ninguna otra, sea el escaparate en el que se ve mejor la sonrisa limpia de los niños. Los Reyes son ilusión repleta de sonrisas de aquellas gentes que aún no tienen maldad.

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