viernes, 22 de enero de 2010

AÑO DEL PATRIMONIO MUNDIAL

Estamos los abulenses de la capital conmemorando el Año del Patrimonio Mundial. A lo largo de todo el 2010, la ciudad recordará que hace un cuarto de siglo la UNESCO declaró a Ávila Patrimonio de la Humanidad. Un título cada día más valorado pero que el 6 de diciembre de 1985, día en el que se produjo la nominación, pocos acertaron a ver como un hecho de importancia para esta ciudad. He de reconocer que un buen amigo, que hace pocos meses nos dejaba para siempre, peleó lo suyo para que se nos diera esta distinción de la que hoy todos nos sentimos orgullosos. Me refiero a Aurelio Sánchez Tadeo. Él, desde la sombra, como solía hacer en muchas ocasiones, usó toda su influencia, embriagado de su pasión por lo abulense, y se aprovechó, para bien de Ávila, de sus contactos con muchas personas influyentes. Habría que preguntarle a Federico Mayor Zaragoza, que de esto algo sabe pues fue director general adjunto y después director general de la UNESCO y sus influencias tenía, por aquellos años, en este alto organismo de las Naciones Unidas.

Parece que fue ayer cuando se incluía en la lista del Patrimonio Mundial “la ciudad antigua de Ávila y sus iglesias extramuros”. Entonces era frecuente que, en muchos asuntos, los abulenses apenas pusiéramos todo el interés que era debido. Se había pedido inicialmente que la Muralla, el más emblemático monumento abulense, fuera incluida entre los monumentos del Patrimonio Mundial, pero no toda la ciudad. Después hubo que incluir la documentación para que fuera declarado todo el recinto interior y las principales iglesias románicas del exterior. El Comité del Patrimonio Mundial, en su novena sesión, que tuvo lugar en París, del 2 al 6 de diciembre de 1985, así lo aprobó. Y Ávila, junto con Segovia y Santiago de Compostela, fueron las tres primeras ciudades españolas declaradas Patrimonio Mundial. Los alcalde de estas dos últimas sí acudieron a la capital francesa para prestar apoyo a sus ciudades respectivas. Nadie representó a nuestra murada ciudad.

Pero aquellos tiempos ya son pasados. Ahora, por el contrario, se reconoce que gracias a la declaración de Ciudad Patrimonio de la Humanidad son muchos los beneficios que se han obtenido. Hoy nos sentimos orgullosos, lo que no ocurría en 1985, de este honroso título. Por eso, desde el Consistorio se ha declarado que éste sea el Año del Patrimonio Mundial, porque 25 años es una fecha que debe ser celebrada por todo lo alto. Como mejor podremos celebrarlo será conociendo mejor la gran riqueza patrimonial que nos legaron nuestros antepasados para disfrute de todo el mundo, cuidándola con todo esmero para transmitirla a nuestros descendientes y dándola a conocer a todos aquéllos con los que contactemos.

Estos 25 años nos han demostrado que el patrimonio monumental de la ciudad no es impedimento para el progreso de Ávila. Yo diría que ha sido todo lo contrario: ha ayudado a crear riqueza y puestos de trabajo, mayor bienestar y más alta calidad de vida. Tener el título de Patrimonio Mundial solamente trae beneficios, como se ha demostrado en estos cinco lustros pasados.

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