martes, 16 de febrero de 2010

¿POR QUÉ HA HABLADO EL REY?

No estoy en contra de la Monarquía. Es una forma de gobierno tan legítima como la República. En su día, los españoles votamos un Constitución que está en vigor y debe ser respetada y cumplida. Si algún día se cambia, por los cauces legales, se debe acatar y punto. Dicho esto, añado que no me ha gustado que el Rey haya salido a echar un cable al Gobierno de Rodríguez Zapatero pidiendo que un pacto entre todos para resolver la grave crisis económica (y social, y moral) que vive nuestro país.

¿Por qué no estoy de acuerdo? Básicamente porque quien tiene que gobernar es el gobierno que fue elegido por las Cortes. Él es el único responsable de lo bueno y de lo malo que hace. También de lo que no hace. El Gobierno, y sólo él, tiene que llevar la iniciativa. Si lo cree conveniente, pedirá ayuda a quien le parezca y se aliará con quien quiera, si no es capaz de resolver por sí solo la situación.

Me gustaría saber por qué el Rey ha entrado en la política concreta y partidista. Sólo encuentro dos respuestas. La primera, que quien tiene el deber de gobernar, o sea Rodríguez Zapatero, le haya pedido que le ayude en estos malos momentos por los que atraviesa el país (y su propia imagen como gobernante). La segunda, que el propio Monarca, ante la gravedad de la situación, haya querido echar un cable para que los dirigentes políticos, económicos y sociales se pongan de acuerdo.

Si la respuesta es la primera, el Rey no ha actuado correctamente sino al dictado del Gobierno actual, lo cual es muy grave y el Monarca perderá muchos puntos en la simpatía ciudadana. Si, por el contrario, ha actuado por propia iniciativa y no por consejo, petición, sugerencia o súplica de nadie, también su actuación ha sido, desde mi punto de vista, poco correcta. Si el Rey de todos está convencido de que tan mal marcha la nave del país, tiene otros medios para hacerse escuchar y moderar. Pero sus funciones no pasan, creo yo, por entra en la dialéctica partidista.
Rodríguez Zapatero lo está haciendo mal, al entender de muchos, pero es quien tiene que dirigir el gobierno. A él le corresponden topdas las iniciativas. Solo o en compañía, que haga lo que sepa o pueda. Si no resuelve los problemas, que se vaya y deje paso a otro que lo intente. O que le destituyan los que le ascendieron al poder.

El principal partido de la oposición, el PP, no es el que gobierna ni tiene por qué asentir a lo que diga Rodríguez Zapatero. Arrimar el hombro, en situaciones de crisis, como la que vivimos, con más de cuatro millones de parados, no consiste en apoyar lo que se está haciendo rematadamente mal, sino en criticarlo y pedir que se haga de otra manera. Pero insisto, a la oposición no hay que pedirle que gobierne, sino que sea oposición. Y al Rey, que no se meta en asuntos de gobernación, porque en su papel constitucional no está inclinarse por una política gubernamental determinada.

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