miércoles, 3 de febrero de 2010

MÁS PARO, MÁS OSCURIDAD


Triste y preocupante, al máximo, la situación de España. También la de esta pequeña porción de ella, Ávila, porque lo que al conjunto le va mal, a los de aquí, igualmente. Nos traía ayer, festividad de la Virgen de las Candelas, el nuevo golpe del crecimiento del número de parados que, aunque lo esperábamos, ha sido un mazazo. Ya hay más de cuatro millones, se dice pronto, de personas que quieren trabajar y no encuentran quien les contrate.

En alguna estadística, de las muchas que se publicaban, se dice que más del 40 por ciento de los jóvenes españoles están en paro. Para que todos nos echemos a temblar. Millones de vidas llenas de proyectos que se han quedado en el camino. Dan ganas de llorar porque el panorama es desolador. Ni brotes verdes ni nada que se le parezca. Un túnel del que no se vislumbra la luz. La oscuridad es demasiado intensa como para que se perciba algún destello que nos anuncie la salida.

¿Dónde vamos? Tengo claro que quien menos lo sabe es quien mejor lo debería saber. Me refiero al Gobierno de España de Rodríguez Zapatero –nacido en León, casado en la ermita de Sonsoles de Ávila y considerado de León pues allí residía antes de trasladarse al palacio de La Moncloa- que pierde el tiempo en marear la perdiz, en presentar propuestas que a continuación corrige y que lo poco que hace es tan escaso y deficiente que no hay analista serio que no se eche a temblar. Aunque temblamos más los de a pie, que seguimos en la oscuridad de una situación de la que otros países ya salieron o a punto de ello están.

Aquí, para reactivar la economía, proponen que paguemos más impuestos. Si tenemos menos dinero para gastar, lógicamente consumiremos menos y no se creara empleo. Porque si el paro sigue aumentando, peligra todo: inversiones, pensiones, servicios sociales, etc. Si antes cobraba cien y ahora solamente cobro 90, tengo diez menos para gastar. ¿Qué suprimo? Pues no cambio el coche, compro menos para comer, ahorro en las vacaciones y así podré llegar a final de mes. Dichosos, no obstante, los que podemos llegar, aunque un poco más apretado el cinturón, a final de mes. Los que no tienen esta suerte son los mártires de una situación en la que este Gobierno tiene mucha culpa, no digo toda, pero sí mucha. Porque negó que hubiera crisis, nos mintió una y otra vez, lanzó esperanzas que eran bulos y ahora no sabe más que meter miedo y marear la perdiz. Hasta que los ciudadanos terminemos por acabar con este tétrico panorama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario