domingo, 14 de marzo de 2010

EN APOYO DE NISSAN EN ÁVILA

Salieron, el sábado último, unas tres mil quinientas personas a las calles abulenses para apoyar que la empresa automovilística NISSAN siga en esta ciudad. Los principales dirigentes de todos los partidos políticos estuvieron presentes, junto a los trabajadores de la fábrica, sus familiares y amigos. No me parecen muchos tres mil quinientos manifestantes, porque son menos de un 5 por ciento de los residentes en Ávila. Además, teniendo en cuenta que trabajadores directos e indirectos de la factoría son más de mil, pues nos quedamos a menos de tres personas por puesto de trabajo. Poca protesta, a mi modo de ver las cosas. Aunque, a decir verdad, en esta tierra no somos dados a salir a la calle a manifestaciones de ningún tipo, exceptuando las convocadas contra los asesinatos terroristas que sí tuvieron masivo respaldo social.

No quiere decir que los abulenses no estemos a favor de NISSAN. Si en vez de una manifestación repleta de banderas sindicales y con algunos gritos inoportunos (siempre hay quienes sobresalen por su inquina a quienes no piensan como ellos) se hubieran pedido firmas, por poner un ejemplo, estoy seguro de que habrían sido muchos más los apoyos explícitos. Además, con nombres y apellidos, no anónimamente, como sucede en una procesión sea religiosa o sindical.

Quiero ser optimista sobre NISSAN en Ávila. Lo decía en mi anterior escrito: se están dando pasos sensatos. Este jueves que viene se nos anuncia que la empresa va a presentar su proyecto. Lo que los abulenses queremos es que la fábrica siga aquí, porque son muchos los puestos de trabajo que de ella dependen y aquí los necesitamos. La unión de todas las administraciones, dirigentes sociales y políticos y trabajadores es la mejor fuerza para, entre todos, conseguir el objetivo. La empresa ha dicho que no quiere cerrar. Es el mejor punto de partida. Ahora, que explique lo que va a hacer para mantener con vida la factoría. Si el diálogo que ha de producirse a varias bandas busca llegar a acuerdos, todos lo celebraremos. Porque cuando la sensatez se impone, nadie, aunque pierda, pierde sino que gana, si no el todo, parte de él.

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